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Hoy lunes 29 de noviembre les conté la leyenda de la telecita

Telesita

Telésfora Santillán o Telésfora Castillo -según las versiones- era una "inocente" (poca inteligencia) que vivió a mediados del siglo pasado en la región del Salado (Departamento Figueroa, Santiago del Estero). Conocida en toda la provincia como alma milagrosa, se la llama en algunos lugares, Telesita, Tele o Telésfora. Una versión cuenta que se trataba de una jovencita de poco raciocinio, que mendigaba y murió quemada al tratar de calentarse junto a un fogón.

Otra versión la presenta como a una muchacha que sólo gustaba de bailar y que, atraída por los sones de una caja, se acerco danzando a una fogata, de donde saltó una chispa que prendió en sus vestidos y la carbonizó.

En suma, todas las leyendas coinciden en la circunstancia de la muerte trágica.

La Telesita es milagrosa porque, entre otros poderes, tiene el de hacer aparecer lo perdido. Si a alguien se le extravía algo, le ofrece una Telesiada, baile con caña y música que se inicia con un chacarera... No se puede cambiar de pareja y se baila hasta caer al piso (por la cantidad de alcohol ingerido o por el cansancio).

Canal Feijóo (La expresión popular artística en Santiago del Estero) recoge la copla popular donde el que se encuentra con el alma en pena de la Telesita aprende lo que debe decir para congraciarse:

- Qué andás haciendo, Telesita.
- Aquí ando, pues.
- A ver, bailámelo, Telesita.

- Bueno, te lo bailaré.

En su Romancero criollo, el gran poeta León Benarós nos cuenta la historia de la Telesita:

LA TELESITA


Santiagueño soy, señores,
de aquella tierra bendita
donde ya suman añares
que alentó la Telesita.

y ya que el caso ha venido,
permítanme que les cuente
de la vida y los milagros
de esa criatura inocente.

Rendidos amaneceres
dormida la habrán mirado
a las orillas del Dulce,
por las costas del Salado.

Humildita y pobrecita,
fue una casita de nada,
como un brotecito tierno
que pudo quemar la helada.

Donosa en su honestidad,
linda al par de otras muchachas,
apenas la malcubría
su camisita en hilachas.

En sus grandes ojos negros
iba temblando una pena.
Sus dos trenzas daban marco
a su carita morena.

Era, en su desasosiego,
como esas estrellas puras
que, SIempre por apagarse,
desmayan en las alturas.

Temiendo servir de estorbo,
contenta con lo preciso,
vivió de la caridad,
como pidiendo permiso.

Con su carguita de leña
o su atadito pasaba,
cuidando de no perder
la limosna que lograba.

De alguna gente piadosa
conseguía merecer
un pedazo de tortilla,
quizá de pan de mujer.

Sones de caja y violín
la tienen embelesada.
Su reino es la chacarera.
Fuera del baile no es nada.

Allí donde escucha música,
azorada se encamina.
(Las pencas de los senderos
no le mezquinan espina).

Ya se le enciende la luz
de sus grandes ojos mudos.
Ya se entrechocan de gozo
sus piecesitos desnudos.

Al eco de una mudanza,
con gracia se zarandea,
bailando para ninguno
hasta que el día clarea.

Así, danzando y cantando,
libra sus penas al viento.
¡Qué pecado habrá tenido,
si le faltó entendimiento!

No tiene caudal alguno.
Poco pesa sobre el suelo.
Será por eso que Dios
le mandará ese consuelo.

¿A qué puerta llamar puede
que le den sosiego y calma?
¿Qué otro consuelo hallará
que bailar, solita su alma?

Sola vive en este mundo,
sola a su danza se entrega;
sola canta sus vidalas,
sola se va, sola llega.

Pudorosa de la lumbre
del sol y su reverbero,
su carita le mezquina
de vergonzoso lucero.

y ya un ansia la conmueve
si apunta el alba rosada,
desde que estira la luz
su primera pincelada.

Todavía los violines
llorando están sus gemidos.
A vagar entre los árboles
vuelve a sus lares queridos.

Dicen unos que la hallaron
una mañana de hielo,
tumbada sobre una acequia,
con los ojos hacia el cielo.

Aunque suponen los más
que, en una noche funesta,
viendo el incendio de un bosque
lo tomó por una fiesta.

Ciega de lo que mentían
sus pupilas asombradas,
las que miró como luces
se le hicieron llamaradas.

Poca tarea sería
para ese fuego infinito
hacerla una brasa viva,
envuelta en su vestidito.

En puñado de cenizas
lueguito iría a parar.
A quemazón semejante,
¡qué trabajo le iba a dar!

Un dijecito de plata
llevaba siempre en el pelo.
La conocieron por él,
con el más dolido celo.

Ya murió la Telesita,
en su tormento quemada.
Promesantes del lugar
la miran santificada.

Siete chacareras bailan
a tenor de su deseo,
y le dedican envites
de aguardiente con poleo.

Unos le ruegan salud.
Otros, con pedidos mil,
que las ovejas perdidas
las restituya al redil.

Unas velas de colores
le encienden a la finada.
La tierra fue su calvario,
será el cielo su morada.

Allí, donde la humildad
tiene duradero brillo,
quedita se estará el alma
de Telésfora Castillo.

CUENTO CRIOLLO " EL ZORRO Y EL QUIRQUINCHO "

MITOS Y LEYENDAS

EL ZORRO Y EL QUIRQUINCHO
(Cuento criollo)
Juan el zorro había comprado una linda chacrita, pero no le gustaba sembrarla. Así que fue en busca del quirquincho y le dijo: "Vea, compadre, yo tengo una chacrita medio abandonada, ¿vio? Y quería decirle que si usted me la siembra, yo le doy la mitad de la cosecha. ¿Vale?. El quirquincho dijo que sí. Pero el zorro, que quería aprovecharse de él, agregó: "Eso si..., lo que nace sobre la tierra va a ser mío y lo que nace por debajo va a ser de usted". El quirquincho contestó: "Trato hecho, nunca deshecho". Y se fue a sembrar papas.
Cuando llegó la época de la recolección, al zorro le tocaron los tallos y las hojas; al quirquincho, los tubérculos. El zorro se aguantó el enojo y le dijo: "Vea, compadre, este reparto no me gustó. Así que la próxima vez me da a mí todo lo que crece por abajo y usted se queda con lo de arriba". El quirquincho contestó : "Trato hecho, nunca deshecho". Y se apresuró a sembrar trigo.
Llegó el momento de la cosecha, y el zorro fue a llevarse su parte. Cuando vio que le tocaban todas las raíces y al quirquincho las espigas, puso cara de zorro bravo y le dijo al quirquincho: "Vea compadre, me estoy enojando mucho. Así que para la próxima, a mí me da lo de arriba y lo de abajo, y usted se queda con lo del medio. "El quirquincho, una vez más contestó: "Trato hecho, nunca deshecho". Y sembró maíz.
Apenas maduró la siembra, el zorro apareció con una gran carretilla a la que el quirquincho llenó con flojos penachos y raíces, mientras que él se quedaba con riquísimos choclos. El zorro no pudo más y le dijo: "Bueno, compadre, ahora sí que se acabó el trato; ¡Váyase de mi chacrita!.Y el quirquincho se fue lo más campante, pero desde entonces el zorro no tuvo más remedio que aprender a sembrar.
Beatriz Parula.

DIA DE LA DEFENSA CIVIL


EL 23 DE NOVIEMBRE SE CONMEMORA EL DIA DE LA DEFENSA CIVIL

Esta institución nació en la Argentina durante la 2da. Guerra Mundial como Defensa Pasiva Antiaérea organismo destinado a proteger a la población de daños por catástrofes naturales desastres y accidentes de gran escala o magnicidios de origen bélico.

El concepto se fue modificando y en 1969 pasó a ser Dirección General de Defensa Civil con funciones adaptadas a los riesgos propios de las transformaciones sociales y los cambios climáticos e incorporando la idea de prevención.

Se rige por los principios de solidaridad social y ayuda mutua y presta servicios de asistencia sanitaria salvamento comunicaciones y transporte asistencia social y rehabilitación de servicios esenciales.

Este día fue establecido por decreto del Poder Ejecutivo Nacional Nº 1988 del 17/11/1981 en recuerdo de una de las mayores catástrofes ocurridas en el país: el terremoto de Caucete en la Provincia de San Juan el 23 de noviembre de 1977.

Constituye un reconocimiento a quienes trabajan en silencio para aliviar el sufrimiento ajeno así como un estímulo a la ciudadanía para la realización de acciones en defensa del bien común.

En este sistema de protección pasiva de la población, el objetivo es el de limitar los daños causados por desastres de origen bélico, naturales, accidentales o provocados por el hombre.

Hoy en día el concepto de defensa civil va cambiando y adaptándose a los riesgos emergentes de la sociedad en que vivimos, de los cambios climáticos y de los factores socio-culturales que han modificado la naturaleza de las amenazas existentes.

Por ello se habla ahora de Protección Civil, donde no solamente es un cambio semántico de la palabra defensa pasamos a protección, para tomar otro concepto de trabajo en la gestión de riesgos, y comenzar desde por las actividades “preventivas” o de “protección” en lugar de pensar en “defendernos” pasivamente de los “estragos” que pudieran surgir.


Este concepto es básico porque se encamina el tema de manejo de emergencias desde un punto de vista proactivo en lugar de ser reactivo, generando de esta manera una nueva cultura real de prevención y de reducción de riegos presentes en la comunidad.

Esta es una función a nivel nacional, provincial y municipal, donde cada uno en su jurisdicción tiene la respectiva competencia en cuanto a la seguridad que se brinda a los ciudadanos en cuanto al manejo de las amenazas presentes en el lugar.

Como ejemplo, la Legislación, para el ámbito de la provincia de Buenos Aires dice:


La Defensa Civil constituye un sistema que está integrado por el individuo, quien debe poseer adecuados conocimientos y estar adiestrado; la familia, como base de la autoprotección organizada; la comuna, como organismo que pone en acción la Defensa Civil en la forma más inmediata; comunas vecinas que llevan a cabo la ayuda mutua; el Gobierno Provincial que suministra apoyo móvil a las operaciones, el Gobierno Nacional que presta ayuda inmediata cuando la magnitud de la emergencia supera el nivel provincial.


Cómo actúa Defensa Civil: Las situaciones de emergencia o desastres que afectan o pueden afectar a la comunidad, hacen necesarios estudios que permitan una adecuada difusión de prevención, para concientizar a la población ante los riesgos naturales o provocados por el hombre.

La Dirección General Defensa Civil organiza y planifica su accionar antes de producirse el desastre, mediante hipótesis de riesgo destinadas a proteger al individuo y su grupo familiar ante situaciones como: inundaciones pluviales y sudestadas, incendios, derrames de sustancias peligrosas, derrumbes y todo tipo de siniestros, con el fin de evitar o minimizar los daños ante el evento.

En la emergencia tiene la misión de coordinar tareas de los organismos de respuesta intervinientes encargados de : asistir y rescatar a las víctimas, asegurar el orden público y de la propiedad, y neutralizar todo desorden, mantener una fluida información a través de los medios de comunicación masiva a la población, asegurar la movilidad, distribuir los abastecimientos y evaluar el material deteriorado o afectado emergente, como consecuencia del desastre producido por una catástrofe, coordinar con los servicios esenciales para posibilitar el normal desarrollo del sector de la comunidad afectada y así lograr un buen rendimiento de operativo de auxilio, coordinar tareas de salvamento y rescate, la evacuación y traslado a los heridos y enfermos a los centros asistenciales para su correspondiente atención, brindar apoyo moral y material a las personas afectadas, supervisar el despeje de las calles de acceso a la zona de emergencia, la remoción escombros, etc.

La prevención es uno de los pilares fundamentales de la defensa civil, por ello en forma permanente se dictan charlas en los municipios de la provincia, en los distintos organismos de la comunidad que lo solicitan, con la intervención de personal técnico de la Dirección General, como así mismo se realizan seminarios, congresos y actividades de prevención.

Esta difusión preventiva se refuerza a través de los medios de comunicación disponibles en cada localidad, basándose ante todo, en la solidaridad social (un gran sentimiento de socorrer al prójimo) y en la ayuda mutua (convivencia recíproca) para concienciar en todas las áreas de la prevención de riesgo

Nacimiento de la Guitarra



Hilario no conocía más que la soledad. Y al principio no le importaba. ¿Qué podía faltarle a un gaucho joven, si tenía un rancho donde cobijarse, un caballo incansable y unas cuantas ovejas que atender? Andar por esos campos interminables que su caballo tan bien conocía, hilvanando y deshilvanando un silbido que corte el silencio del campo que se aquieta...
Así fue como comenzaron Hilario a cansarse de su soledad y las cosas a suceder. El aborrecía el silencio. Por eso buscaba el rumor del arroyo, o se entretenía escuchando el canto de los pájaros. Azuzar las ovejas, el "vamos bonito" mientras picaba con el rebenque el anca sudada del caballo, eran los pocos diálogos de su vida solitaria.
Una tarde que anunciaba lluvia, Hilario se fue a dormir, lo hizo de a ratos sobresaltado por los rayos y relámpagos, hasta que al fin se durmió profundamente. Soñó con la lluvia de voz serena y melodiosa. Cuando despertó, Hilario ya sabía: necesitaba compañera.
La tarde siguiente lo encontró a Hilario con camisa limpia, domando su pelo tieso. Llegó al pueblo y no la vio al principio, entre la gente que se juntaba frente a la pulpería.
Fue cuando dio vuelta a las casas para buscar el pozo que la escuchó cantar un aire alegre inclinada sobre el fuentón. Era la muchacha con la que había soñado, con su voz, su cara y su cuerpo, y se llamaba Rosa. El la llevó al rancho y allí se acabó su soledad. El, ahora, apuraba el regreso de su trabajo. Rosa resumía toda su felicidad.
La desgracia vino un día en que Amuray, el cacique de una tribu indígena, también se enamoró de esa criolla tan graciosa, tan amante y tan fiel. El indio esperó la oportunidad, primero quiso seducir a Rosa, inútilmente, finalmente, una tarde, un rato antes de que Hilario regresara, asaltó el rancho y se la llevó.
Hilario se extraño de que su mujer no saliera a esperarlo. Al llegar al claro el viejo silencio volvió de pronto, pero esta vez era un grito. El gaucho comprendió, no tuvo más que ver el desorden del rancho, el agua volcada en el patio y las manchas de sangre sobre la tierra. Al galope y con el corazón apretado, siguió el rastro.
La persecusión duró poco, pero la lucha fue feroz. Al ver a Rosa herida, Hilario se avalanzó sobre Amuray y con un certero puntazo de cuchillo hizo que soltara a la cautiva. A duras penas pudo sostener a la desmayada Rosa, que, antes de llegar al rancho, ya estaba muerta.
Hilario, abrazado al cadáver, llamó a su amada con el sinfín de palabras que ella le había enseñado y lloró con toda la pena mientras caía la noche.
El gaucho se quedó dormido bajo las estrellas con la cabeza sobre el cuerpo querido, sólo con el sueño llegó el alivio.
No lo despertó el alboroto de los pájaros ni el resplandor del sol, sino una música desconocida y tan cercana que parecía brotar de su propio cuerpo. Cuando tomó conciencia, llegó la pena del recuerdo y la sorpresa de ver que sus brazos ya no rodeaban el cuerpo de su compañera sino una caja de madera con forma de mujer apenas perlada por el tenue rocío del amanecer.

EL TORDO

HOY EN MITOS Y LEYENDAS DE NUESTRO PAIS LES CONTE LA LEYENDA DE EL TORDO



El Tordo


Pájaro de plumaje negro que vive en la mayor parte de nuestro territorio y países vecinos. Una leyenda guaraní dice que para establecer su superioridad en el mundo, gavilanes y halcones mandados por el águila emprendieron terrible lucha contra cuervos y chimangos capitaneados por el carancho, y contando con la ayuda de los últimos vencieron los primeros y la derrota fue total para los vencidos. El tordo se hallaba dentro de su casa cuando la misma fue quemada por los cuatro costados. A punto estuvo de perecer el tordo, y el color negro que posee le quedó desde entonces. El cardenal se tiñó de sangre su copete. Y los cuatros fueron atados de a dos y remitidos prisioneros. Cuando recuperaron su libertad, por costumbre siguieron marchando así.El tordo es un ave que suele apropiarse de los nidos de las demás aves. Así, tuve la oportunidad - nos narra Hipólito Marcial - de ver a un tordo que corrió a una parejita de horneros de su "hornito". Los pobres desalojados revoloteaban alrededor de la puerta de su nido, sin producir ningún efecto intimidatorio en el azabache usurpador. De repente, ambos pajaritos bajaron al borde de la acequia, y sin tardanza comenzaron a juntar barro y al cabo de una media hora, habían enterrado vivo al tuco invasor, para luego formar su casa en otra rama del mismo nogal.

LEYENDA - LOS TAPAOS

Hoy en nuestro programa mitos y leyendas de nuestro país la argentina estuvimos con la leyenda de los tapaos esta es

Todavía suele hablarse a menudo de los “tapaos”. De esos tesoros increíbles que se afirma fueron encontrados en estas tierras por seres de excepción, ya que excepcionalmente, se hallaron esos verdaderos depósitos de riquezas, hechos posiblemente por los españoles, acostumbrados a la antigua vida del mar, donde los bucaneros no conocían seguridades para sus riquezas, salvo las que les ofrecían desconocidas islas ubicadas en lugares que solamente ellos habían descubierto.

Es así que en noches alumbradas a vela de los últimos años de la centuria del ochocientos, se hablaba de los “tapaos”, y de los posibles lugares donde podían encontrarse. Muchos sostenían que estos tesoros estaban siempre cuidados por alguna alma en pena, que hacía sus lúgubres apariciones, para indicar el lugar donde los mortales podían encontrarlo, lo cual la libraría del estado en que permanecía.

Se hablaba de que en una quebrada ubicada en el departamento de Chicoana, en las noches de luna llena, aparecía un gaucho montado en una mula. Llevaba guardamontes y cantaba una triste baguala que sonaba como un lamento de ultratumba, mientras acompañaba su canto indio con golpes en los guardamontes.

La tétrica aparición se esfumaba al llegar jinete y cabalgadura, a una hondonada que había a mitad de la angosta quebrada. Por allí anduvieron excavadores y “rabdomantes” improvisados que buscaban señales y cábalas sin mayor esfuerzo, sin que ninguno lograra nada en definitiva. También las búsquedas se orientaban sobre relatos de la colonia, sobre todo cuando partieron los jesuitas al ser expulsados de América por la Corona de España. Cuentan que al salir de Salta, donde su templo mayor se levantaba en la esquina de las hoy calles Alberdi y Caseros, el prior del convento, levantando sus brazos al cielo, anunció que partían llevando en sus carretas todos los tesoros que tenía su Iglesia, al cual lo enterrarían en los cerros, para sacarlos nuevamente cuando retornen a esta tierra, de lo cual se encontraban seguros, porque serían ayudados por la Gracia de Dios.

Muchos agotaron recursos y paciencia recorriendo cerros y montañas, iniciando excavaciones, hasta retornar hambrientos y empobrecidos al riente valle donde se había fundado la capital de la provincia. A este antecedente, sumóse luego el surgido en el año de la invasión de Felipe Varela. Sostiene la creencia popular, que los afincados y terratenientes de la época, desde los Valles Calchaquíes a Salta, al tener conocimiento del avance de la montonera, arrojaron sus joyas a los aljibes, enterrando otros estas pertenencias, para huir presurosamente hacia la ciudad de Salta en busca de la protección de las fuerzas militares.

Así fue como se revolvieron todos los pozos de agua domésticos que había a lo largo del camino de herradura que unía Salta con los Valles. Dicen que algunos tuvieron suerte, pero no se señalaba un hecho donde se citen nombres y lugares.

Fue a principios de siglo cuando corrió la noticia del hallazgo de un “tapao” en las cercanías del pueblo de Cerrillos. Habíanse comenzado trabajos de mejoramiento en el camino de herradura que unía la localidad con Salta. Unos peones de pala y pico, tenían la labor del trazado de los costados del camino, para lo cual, siguiendo las instrucciones y cálculos, cavaban las banquinas –zanjas le decían entonces- a ambos costados de la ruta. Un peón que manejaba monótonamente un azadón, golpeó algo duro. Enojado dio un fuerte segundo golpe, y vio asombrado saltar unas monedas de oro. Gritó de alegría, le ayudaron sus compañeros, y extrajo una pequeña tinaja de barro cocido, llena de doblones de oro. Poco después ocurrió algo que se comentó durante mucho tiempo. Un peón de la finca que colindaba con la ruta donde se produjo el hallazgo, araba la tierra con un arado de madera tirado por una yunta de bueyes. Iba adormilado en su trabajo monótono y pesado. La reja tropezó con algo y se volcó el arado. Detuvo la yunta, y maldiciendo arreglo las cosas para seguir trazando el surco, cuando vio relucir unas monedas de oro. Cavó con las manos y encontró una tinaja, de regulares dimensiones, llena de monedas de oro. Quedó en silencio, y tapó nuevamente el tesoro. Trabajó todo el día, y durante la noche, acompañado de su mujer, hizo varios viajes hasta llevar todas las monedas a su rancho. Dejó pasar unos días y viajó a vender las monedas. A su regreso compró la finca a su dueño sin dar explicaciones. A nadie confió su secreto, porque quería quedarse a vivir allí, en su tierra nativa, donde nacieron, crecieron y murieron sus hijos.

FUENTE: Crónica del NOA. 31/05/1982